Hace tiempo que estoy por escribirte algo emocionante y describir de una vez lo que siente mi cuerpo al tocarte. Tuvimos muchos problemas al principio y como los fuertes vientos que están azotando ahora mi cara, los espantamos con un beso.
Se que te gusta cuando me acerco lentamente a ti, cuando acostado en la cama me pego a tu cuerpo y lentamente te beso... Estoy sintiendo algo tan grande en mí, mi cuerpo me pide tu cuerpo.
Necesito tus manos en mi cintura para poder perder el frio, agárrame fuerte y no me sueltes, apretame a ti, quiero sentirte dentro.
No sabes como me encanta cuando me muerdes los labios lentamente. Besame el cuello, recorre todo mi cuerpo...
No se si te has dado cuenta que mi cuerpo está sintiendo algo extraño, unas ganas y un deseo de estar pegados. Eres como un angel caído del cielo, me haces sentir que vuelo. Llevame al cielo, somos dos en un mismo cuerpo. Piel con piel, lo que siento.
Después de la tormenta siempre llega la calma, hay veces que no se espera y otras que nos hace esperar. Es así como decidió la vida ser, y es así como nos tenemos que aguantar.
De buscar la soledad ya hubiera escrito mil páginas sobre mi tristeza, pero como no pretendo eso no lo hago. Mi delicadeza ha hecho que me de cuenta que la vida es tan dura que puede con cualquiera, y es por eso que el dolor lo llevo dentro para que nadie se de cuenta. De imaginar que la vida es tan diferente, me hubiera planteado dos veces si seguir en la carrera, ¿cómo saber si voy a llegar a la meta?. Esto cambia cuando le da la gana, no avisa y por mucho que reclames, no te responde a nada. Alguien podría haber avisado que las tormentas no siempre son malas y que el sol no siempre calienta... Algún día alguien podrá. Desde que tengo el don de la palabra, no he parado de hablar y de comunicar, mi promesa es soñar que algún día sola podré volar... Y se que yo podré subir a la montaña mas alta cuando quiera, porque la que está aqui escribiendo sabe aguantar las fuertes mareas, aunque muchas veces dolió la ola, nunca paró de nadar. De buscar la amargura ya hubiera disfrazado mi alma de inseguridades, pero como no pretendo eso no lo hago. Creo que ha llegado la hora de pararse por un momento, ¿el mundo sigue girando? no esperó por mi cuando le pedí parar, yo no detendré ahora los sentimientos que tengo, son tan libres como el viento y si han de volar, que vuelen lejos, que todo el mundo pueda sentir lo que yo siento. Me voy quedando sin aliento a medida que despierto, quizas sea que aún sigo teniendo sueño o que por el contrario me esté entrando el miedo... ¿pero que digo? No escuché jamás mentira tan cruel, y no oí jamás ese miedo a temer. Puedes pasar cuando quieras a la siguiente puerta, la verdad no se que se esconde tras de ella, pero se que te enseñará. Yo aprendí a escuchar cuando nadie me oía, aprendí a escribir cuando nadie me leía, aprendí a soñar cuando nadie pensaba en mí, ahora estoy aprendiendo que la mentira siempre ocupará un lugar en mí pero que a esta la verdad está venciendo. De buscar la ignorancia ya me hubiera quedado parada mirando al cielo, pero como una vez me dijeron el sabio es el que camina sin miedo a aprender, el tonto el que aprendió a no querer aprender. Por esto es que sigo con fuerzas en este combate a pecho descubierto, aunque no tengo armas de fogueo tengo el sentimiento, ese de pedir perdón cuando me equivoco y el de perdonar a los que quiero. Alguien podría haber avisado que las tormentas no siempre son malas y que el sol no siempre calienta... Se que algún día alguien podrá.
Hoy tengo ganas de comerme el mundo cariño, hoy voy a ser esa mujer salvaje que guardo dentro... Esa que aun no has tenido el placer de ver.
Primero me levantaré e iré sin prisa al baño, me daré una ducha y me empaparé el pelo, hoy no me lo seco; que lo seque el viento (aunque me quede como una leona). Hoy estoy contenta y quiero que todos lo sepan, que lo sientan. Me vestiré con ese vestido que tanto guardo para alguna ocasión muy atrevida, ese vestido rojo, ajustado (muy pegado al cuerpo), ese que marca bien mis pechos, el mas corto de todos.
Me pondré los tacones a juego, esos que tanto me encantan, con ese tacón de mas de 10cm, y que es tan fino como una aguja... Me pintaré los ojos, me pondré colorete y resaltaré bien mis labios con un tono bien rojo.
Tengo hecha ya la manicura y la pedicura, estoy genial. Solo me queda coger mi bolso, poner mi cámara de fotos y nada más, solo maquillaje para que no se me valla durante el día.
Saldré de mi casa con una gran sonrisa, y la gente de la calle que pase a mi lado me sonreirá tambien. Los chicos se quedarán embobados mirándome y las chicas tambien. Hoy triunfo, lo se.
Entraré a desayunar algo en algún lugar, me sentaré y sensualmente comeré ante la atenta mirada de todos los que estén presente. Hoy me quiero y quiero que lo vea la gente. Reiré sin parar, no lo dudes.
Saldré e iré donde me lleven estos malditos tacones (que me hacen daño y que hoy no me lo harán), iré a todas las tiendas que vea y me compraré todo lo que quiera. Tardaré mil años en salir de los probadores y no dejaré de mirarme en cada espejo. Tengo que confirmarme que estoy guapa.
Y al llegar la noche no creas que descansaré. Me cambiaré por otro modelo mas nocturno, llamaré a mis amigas y me iré de fiesta, toda la noche, hasta que amanezca y el cuerpo no pueda más.
Es mi día y nadie me lo va a fastidiar. Porque hoy me siento genial, guapa y espectacular y voy a demostrárselo a todo el mundo, ¿por qué?. Porque sí.
Y cuando llegue a casa y me quite toda la ropa, me peine y me desmaquille, me pondré mi conjunto de lencería mas atrevido, me acostaré en la cama y quien sabe si alguien llama. Seré impredecible, loca, salvaje, rebelde... Seré lo quiera porque hoy no hay reglas ni monotonía en mi vida, hoy se rompió la rutina y por un día me sentiré toda una diva.
Cariño sabes que si me necesitas, solo tienes que llamarme y me levantaré, me bañaré y me pintaré, me pondré mi vestido mas atrevido y esos malditos tacones de mas de 10cm e iré contigo, solo si quieres salir de tu monotonía, solo si quieres divertirte con una gran diva.
Esperó durante quinientas noventa y ocho lunas llenas a su media naranja, porque sí. Ella aún creía en las medias naranjas, en los cuentos de hadas y en los príncipes azules. Un día miró al cielo, pidió un deseo y, contemplando las estrellas decidió esperar...
Pero pasaron dos otoños y tres inviernos, y las hojas cayeron rendidas ante el frío gesto.
Al final, después de quinientas noventa y ocho lunas llenas, su media naranja; su propia mitad, terminó por pudrirse, y desde entonces solo piensa... En limones.
